Soja: la reina de las proteínas vegetales que ayuda a mejorar tu alimentación
Beneficios de incorporar un alimento considerado clave para lograr una dieta más balanceada.
Para tener una alimentación más equilibrada es necesario combinar proteínas de distintos orígenes.
Las proteínas que vienen de los vegetales ayudan a bajar el colesterol, aportan grasas saludables y tienen un alto contenido en fibra, que beneficia el tránsito intestinal. Además, previenen el desarrollo de enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer, como el de colon.
Las encontramos en alimentos que consumimos a diario como las legumbres (soja, lentejas, garbanzos, porotos, arvejas, habas); cereales como el arroz, el trigo, la avena, el centeno y la quinoa o frutos secos (nueces, castañas, avellanas).
Pero hay uno de esos alimentos que se destaca con claridad: la soja. Entre las legumbres, es la que tiene mayor contenido de proteína en cantidad y calidad. Aporta todos los aminoácidos esenciales, suficientes para cubrir los requerimientos de un adulto sano. Esto resulta fundamental porque los aminoácidos son como los “ladrillos” para que el cuerpo reponga proteínas.
Contiene sustancias llamadas isoflavonas, que tienen propiedades anticancerígenas y disminuyen el riesgo de padecer enfermedades cardíacas, al tiempo que son beneficiosas para los huesos y tienen efectos positivos en los síntomas postmenopáusicos, según han revelado diferentes estudios.
La soja es un ingrediente a tener muy en cuenta para reemplazar la proteína de la carne en las preparaciones de todos los días.
Se considera un alimento clave en las dietas vegetarianas, veganas o intolerantes a la lactosa. Pero más allá de estos tipos de alimentación en particular, en los últimos años se viene constatando una marcada tendencia general hacia una alimentación con una base más fuerte en lo vegetal. Se busca así un nuevo equilibrio entre el consumo de alimentos de origen animal y vegetal.
Tanto los consumidores como los profesionales de la gastronomía se interesan cada vez más en la procedencia de los alimentos y sus propiedades, junto con que se trate de productos sostenibles.
Esto responde a una mayor conciencia de que las decisiones de consumo tienen efectos sobre el medioambiente. En este caso, las proteínas de origen vegetal generan una menor cantidad de gases de efecto invernadero en comparación con los alimentos que contienen proteínas de origen animal.
