Contenido creado por Monica Forrisi

Pequeño, peludo y suave

    

Originario del Extremo Oriente, más concretamente de China, en los países asiáticos se le conoce con el nombre de ''ratón vegetal'' o '' grosella china''. Pero el nombre kiwi proviene al parecer de Nueva Zelanda, donde ha crecido desde tiempos inmemoriales. Se le asignó el nombre de kiwi, dada su semejanza con el cuerpo de una ave no voladora llamada así y que figura en el emblema nacional.

Recién en el siglo XIX fue llevada a Europa, pero como planta ornamental y no como fruta comestible. Existen variedades en las que los frutos están desprovistos de vellosidades. El kiwi procede de una planta trepadora que recibe su mismo nombre y pertenece a la familia de las actinidiáceas, que incluye unos 300 árboles y arbustos, muchos de ellos trepadores y ornamentales propios del hemisferio sur. A pesar de su aspecto externo poco atractivo, se trata de un fruto muy sabroso, de interesantes propiedades nutritivas y muy saludable.

La fruta, que madura durante el invierno, aparece en el mercado a comienzos de la primavera y se mantiene en perfectas condiciones hasta bien entrado el otoño. Hasta hace pocos años, el kiwi era casi un desconocido en nuestro mercado, sin embargo hoy día se ha disparado su consumo y también el cultivo, especialmente en las regiones más templadas y húmedas.

Y tan saludable
Fácil de consumir; pelado o partido por la mitad y con ayuda de una cucharilla, resulta muy atractivo y apetecible para quienes no son consumidores habituales de fruta. Por este motivo y debido a sus propiedades nutritivas y al aporte de sustancias de acción antioxidante, su consumo es adecuado para los niños, los jóvenes, los adultos, los deportistas, las mujeres embarazadas o madres lactantes y las personas mayores.

Por su aporte de vitaminas C y ácido fólico, se recomienda especialmente a quienes tienen un mayor riesgo de sufrir carencias de dichos nutrientes: personas que no toleran o le disgustan los cítricos, el morrón u otros vegetales, que son fuente casi exclusiva de vitamina C en nuestra alimentación o para personas cuyas necesidades nutritivas están aumentadas. Algunas de estas situaciones son: períodos de crecimiento, embarazo y lactancia materna. Asimismo, el tabaco, el abuso de alcohol, el empleo de ciertos medicamentos, el estrés y defensas disminuidas, la actividad física intensa, el cáncer y el sida.

La vitamina C, como antioxidante, contribuye a reducir el riesgo de múltiples enfermedades, entre ellas, las cardiovasculares, las degenerativas e incluso el cáncer. Además, debido a que la vitamina C aumenta la absorción del hierro de los alimentos, se aconseja en caso de anemia ferropénica, acompañando a los alimentos ricos en hierro o a los suplementos de este mineral ya que esto acelera la recuperación. Su riqueza en ácido fólico confiere al kiwi la propiedad de mejorar o prevenir anemias y reducir el riesgo cardiovascular y de espina bífida, un trastorno del sistema nervioso que puede darse en el feto durante los primeros meses de gestación.

Su contenido de fibra le confiere propiedades laxantes. La fibra previene o mejora el estreñimiento, contribuye a reducir las tasas de colesterol en sangre y al buen control de la glucemia en las personas que tienen diabetes. Ejerce un efecto saciante, lo que beneficia a las personas que llevan a cabo una dieta para perder peso. Además, por su abundancia de potasio y bajo aporte de sodio, resultan muy recomendables para aquellas personas que sufren de hipertensión arterial o afecciones de vasos sanguíneos y corazón. Su contenido de potasio, deberán tenerlo en cuenta las personas que padecen de insuficiencia renal y que requieren de dietas especiales controladas en este mineral. Sin embargo, quienes toman diuréticos que eliminan potasio y las personas con bulimia se beneficiarán de su consumo.

Desde el punto de vista del valor calórico, 1 kiwi mediano aporta sólo 45 calorías.


En la cocina
El kiwi se consume sobre todo como fruta fresca. Se parte por la mitad y se come con cucharita o se pela.
Su sabor ligeramente ácido lo ha convertido, en los últimos tiempos, en compañero inseparable de otros ingredientes clásicos de una ensalada, como, por ejemplo, la lechuga.
Se utiliza además para elaborar mermeladas, sorbetes, granizados, bebidas y productos de repostería.
Aunque menos frecuente, el kiwi también puede ser cocinado, rehogado en manteca para la elaboración de salsas para platos de carne.

Para disfrutar realmente, el kiwi debe comerse en su momento justo de madurez.
Un truco: para acelerar el proceso de maduración basta introducirlo junto a una manzana o una pera en una bolsa de plástico. El gas que desprende la manzana logrará rápidamente su maduración.

El kiwi se conserva de maravilla tanto a temperatura ambiente como refrigerada. En la heladera puede conservarse sin problemas durante un mes, mientras que a temperatura ambiente puede llegar a durar unos 15 días. En el freezer, podrá ser conservado hasta 6 meses.


RECETAS

Ensalada dulce de paltas y frutas

Pizzetas de fruta

Tarta de kiwis

Flan de kiwis

Canapé de queso brie y kiwi

Sorbete de kiwi

Refresco de kiwi

Mermelada de kiwi

Kiwi-caipi

Kiwis gratinados

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