Fatto in casa
El origen de la pasta es confuso y controvertido. Una de las hipótesis más populares, prácticamente descartada en la actualidad por los historiadores, situaba sus orígenes en China, y a Marco Polo como el responsable de haberlas llevado a Italia.
Sin embargo, se sabe también que desde tiempos remotos en India y en algunos países árabes se elaboraba una especie de pasta que llevaba el nombre de "sebica" que significa "hebra". La palabra hebra puede hacer alusión a la forma de algunas pastas actuales, como son los espaguettis.
La palabra "spaguetti" es el diminutivo plural de la palabra italiana "spago" que significa "cordel".
Pasta" deriva muy probablemente de un término griego que significa "harina mezclada con líquido".
Algunas teorías dicen que es probable que la pasta haya sido introducida en Italia durante la Edad Media por los árabes, posiblemente en el siglo XI (antes del nacimiento de Marco Polo).
Sin embargo, luego se encontró un bajorrelieve de una tumba etrusca situada en la cercanías de Roma, que data del siglo III antes de Cristo, en la que es posible observar un rodillo para elaborar pasta y un cortador.
Pero no todo es historia en torno a la pasta, también está la mitología: una antigua leyenda romana dice que todo sucedió como consecuencia entre una pelea entre Vulcano, el Dios del fuego y Ceres, la diosa de la vegetación y de los granos. El dios se enfureció tanto que arrancó todos los granos de trigo de la tierra y los aplastó con su enorme maza de hierro; la harina que obtuvo la introdujo en la boca del Vesubio entre sus llamas y vapores, luego las roció con jugo de aceitunas y allí comió el primer plato de pasta all'olio di oliva.
El emperador romano Cicerón habla de su pasión por el "lagum", tiras de pasta largas que degustaba en sus banquetes. Platina, bibliotecario del Vaticano, escribió en el siglo XII que los macarrones con queso eran una herencia proveniente de las cocinas de Génova y Nápoles, donde sus habitantes los comían todos los días.
Sobre su llegada al país galo, cuentan los italianos que fue la florentina Catalina de Médici (1519-1589), reconocida amante de la buena comida quien, al casarse con Enrique II, rey de Francia, llevó a la corte el arte de la pasta y también a sus cocineros.
Varios son los países que reclaman su autoría; sin embargo parece lógico imaginar que el origen de la pasta pudo ser simultáneo en distintos lugares y civilizaciones, si tenemos en cuenta su elaboración, basada en triturar granos y mezclarlos en agua, cociéndolos posteriormente y obteniendo así una pasta comestible.
Igualmente, faltaba un tiempo para el matrimonio perfecto: fue recién la llegada del americano tomate lo que transformó a la italiana en una cocina reconocida en el mundo entero.
Un mito menos
Durante mucho tiempo se dijo que la pasta engorda; esto tiene sus raíces en la creencia de que la pasta se hace con harina y que no es otra cosa que almidón. Sin embargo, las pastas que se elaboran exclusivamente con sémola de trigo duro aportan unas 350 calorías, 74 g de hidratos de carbono, así como minerales y vitaminas cada 100 g de producto. Pero el principal motivo por el cual no engorda es que la pasta posee menos de 1 g de grasa cada 100 gramos.
Por tanto, ¿qué es lo que engorda cuando comemos pasta? Todo lo demás que le agreguemos, llámese queso parmesano u otros quesos duros; salsas a base de cremas y otros tantos.
Además, su contenido en glúten tiene efecto saciante, por lo que nos hace comer menos.
Base de la dieta mediterránea, la pasta es protagonista de innumerables preparaciones; se come sola, con un chorrito de aceite de oliva y queso; fría en ensaladas; con la salsa que más les guste; con verduras, estofado o nadando en la sopa.
Disfruten el placer de prepararla en casa; esa es la propuesta para hoy.
